Cartas de Desamor, parte 2

Parecías feliz, ibas de la mano con otra mientras llegabas a los estantes de libros. Me escondí tras un estante para que no me vieras y me fui de largo, no tanto porque no estuviera segura de si eras tú, era en parte porque no sabía que saludarte. Muchas otras veces he creído verte en una feria, en un cine, en cualquier parque. Otras tantas veces he querido verte.

 Pero no quiero tener esta conversación ligera en donde te pregunto cómo estás y me dices que te va excelente. Que me preguntas dónde estoy trabajando y yo te cuento que hace poco entré a este otro sitio como si fue la cosa más natural del mundo. Entonces ella se acercaría un poco, él voltearía a verla, le tomaría la mano y me la presentaría. Esta es fulana, mi novia. Y yo, "de verdad? ay, felicidades" Y elogiaría su falda o su blusa. Como si no lo supiera hace rato y no la estuviese ignorando adrede. 

Entonces él le tomaría la mano, se mirarían a la cara y sonreirían con complicidad. Yo miraría mi reloj y diría que estoy tarde para un evento inventado. Él diría nosotros también, pero seguro de su parte sí sería verdad. Voltearía mi cuerpo a la dirección opuesta de donde los vi caminando y antes de partir él se despide con un "tenemos que juntarnos". Yo le respondo "claro que sí", a sabiendas los tres de que no sucederá. Me iría entonces por un pasillo que los oculte de mi vista, solo para que no me vean caminar en la distancia.