Redescubrir el aroma de las flores

 Desperté con la noticia feliz de una vacuna contra el covid. La noticia me acompañó el café del desayuno como un sueño consciente. Se veía la luz al fin del túnel y el mundo retornaba a ser como antes. Que volveríamos a respirar sin mascarillas y que podríamos andar al parque a oler las flores, ver las aves en el cielo y al resto de la gente.

Mientras releía una y otra vez la misma noticia en diferentes portales, un pensamiento rebelde comenzó a murmurar: "Ya nada será lo mismo". Mi felicidad se volvió preocupación; me volvía ansiosa como el primer día de este largo encierro.

Luego del ataque terrorista del 11 de septiembre, los aeropuertos cambiaron para siempre: hay cámaras en todos lados y las agencias de información controlan hasta nuestros suspiros. Luego de cada ataque sucesivo, nos veíamos en las calles con más alerta y mayor distancia.

Nada volvió a ser igual; nos mintieron. Quizás nos espera un mundo más unido en las tragedias. A pesar del aislamiento, estamos unidos por un mismo destino. A lo mejor sí, será un mundo más unido, más seguro, más higiénico. Donde andar con mascarillas no será un concepto de moda, y el desinfectante será tan común como un saludo.

El mundo se reconstruirá como después de una guerra, de un terremoto, pero las flores en el parque ya nunca serán las mismas. Será como no, un mundo para descubrir olores nuevos. Pero aquello que me mortifica más, es no haber tenido el tiempo para despedirme.

*Reto de Escritura #21: Un texto de más de 1000 palabras