Reto de Escritura #14

Había abandonado el plan de una relación seria, de un posible futuro, mientras lloraba a moco tendido al volante la última ruptura; ahogando los jipíos con baladas estadounidenses de los noventa.

"Eso pasa (cof cof) por darle oportunidad (snif snif... CHOF!, sonándose la nariz) a la gente!" "Qué se vaya a la mierda si no me quiere y qué me deje sola".

Una vez recuperada, había intentando conquistar un chico de un país extranjero, con tan mala suerte, que te caerías de la risa si te cuento, escucha esto:

Vio a este chico a la salida de una oficina burocrática, fingiendo organizar documentos detrás, mientras su jefa le negaba un trámite cualquiera. Tenía tal cara de pena que el muchacho a la salida, le da una mano. Se hablaron par de veces, comieron juntos una vez y se buscaron mutuamente en las redes sociales. Se intercambiaron números y eventualmente, el chico le invitó a su casa.

Recuerdo que aquella mañana -pues era un almuerzo- me llamó nerviosa porque ya andaba tarde y no sabía que ponerse. ¡La pobre! La vi arreglarse el pelo a modo express -todo bonito, pero lleno de nudos- y meterse en unos pantalones que, sabíamos las dos, no era más de su talla.

Lo mejor de todo -según me cuenta- es que el chico la esperó el piyama. Con calcetas y sandalias, sudado y todo despeinado. El almuerzo se había hecho de tarde y mi pobre amiga se aguantaba el hambre mientras la pasta se cocía y el muchacho aquel (pues le perdí el cariño al pendejo) escuchaba música y se fumaba un porro. 

Apenas habían terminado de comer, cuando el chico ya no tenía pantalones y pretendía seducir a mi amiga con el baile sensual de sus atributos. Cuando me lo contó -yo, toda empática- le ofrecí quedarse en mi casa y una taza de té. Pero aquí entre nos, en el primer viaje que dí al baño, me destornillé de la risa por su historia.

Ahora está en una etapa temprana del fenómeno Bridget Jones. Con rumbo a unos kilos de más, literatura de pena y uno que otro vicio dañino. No es de extrañar: probó a salir con otras personas, con resultados más divertidos, pero que serán cuento para otro día.

Probablemente encuentre lo que está buscando y se case eventualmente. Es el típico material de mujer casada. Pero lo que quiero decirte es que dejes de engañarte con las novelas de matiné. El "romance" real y de la calle, son en su mayoría estas historias vergonzosas que solo salen cuando estamos borrachos.

*Género: Romance