Tengo un par de semanas viéndola, y se que no está bien, sin necesidad de que me lo diga. Tan solo hace par de días, ha olvidado la hora de comer dos veces y ha estudiado el material equivocado para un examen. Normalmente no es tan despistada; sino perspicaz. Y verla en ese estado, aunque sonría y converse, solo me confirma que en su cabeza están todos estos pequeños duendes que no paran de chillar y que la vuelven loca.
Le tengo mucha fe, pero ha aguantado tantas cosas. Puede que piense que esta vez sí se derrumba, pero una y otra vez, me calla la boca. Cada vez la veo más fuerte, más confiada. Se siente más segura de quien es, ya no tiene miedo de verte a la cara, ya no te tiene miedo. Es más atrevida y más abierta. Ya no duda al decir lo que piensa y no le teme al confrontamiento. Estoy orgullosa de ella.
Lo único que me preocupa es que se que se siente sola, y aunque sabe que estoy aquí, a veces no me escucha. Cómo escucharme, si los chillidos no le dan chance. Se siente sola: se da cuenta al regresar a casa, cuando se encuentra fuera de lugar en el aula de clases, cuando va a comer y cuando regresa a la casa llena de gente, sin privacidad ni secretos.
Mi esperanza con ella, porque todavía se la tengo, es que no se rinda nunca. Que se siga atreviendo a lograr más; inconforme, curiosa; todavía más fuerte y más segura. Y espero que antes que todo esto termine, pueda identificar la dirección que toma la pasión que le mantiene en vilo.
(Describe lo más detalladamente que puedas cómo te sientes)