la mujer de los limpios ojos azules

- Azra! Azra!- Me repitió y yo no entendí.

   De regreso a casa una tarde cualquiera, cuando el calor amainaba por las nubes llegadas del firmamento; una mujer desconocida se me acercó. De cuerpo enjuto y hermosos cabellos dorados, una piel tostada y ojos azules tan vívidamente claros como agua limpia bajo el cielo de verano.

   Intentó hablar conmigo, y lo conseguimos a través de señas y miradas. Yo adivinando sus pensamientos a través de sus palabras ignotas. Condenada a ser muda ante los ojos de la sociedad, quien sabe porque rara enfermedad, o solo confundida en una lengua extranjera, "loca" la hubiesen llamado en mis calles.

  Al acariciar a mi perro, me da lo mismo si estaba loca, sus ojos tan bellamente azules, le dieron una de las miradas más dulces que he recordado. Tenía los ojos más claros que la joya de larimar más finamente pulida.

  Entonces empezó a decir: "Azra!, Azra!". Y el encanto se rompió y yo cobardemente hui. Cuando asomé por mi balcón a mirarla una vez más ya no estaba. Y tal vez nunca vuelva a verla; pero su mirada clara y sus palabras ininteligibles han quedado en este edificio viejo, testigo ya de tantas cosas.