Con la lluvia hasta los recuerdos saben mejor. Una tarde fría, con un suéter y una taza de té..cuántas cosas llegan a la mente. Recordar por ejemplo, las noches perdidas leyendo Gabriel García Márquez hasta quedar dormida soñando con las sábanas voladoras de Cien Años de Soledad; o pasar el tiempo haciendo figuras de sombra en la pared, cuando los truenos provocaban el corte de la energía eléctrica. Recordar las tardes eternas tocando un piano esperando que pasara el torrencial, o dormir apabullada entre las sábanas cuando los relámpagos se asomaban por la ventana del dormitorio.
Cuantas cosas me recuerda la lluvia, tantos recuerdos de infancia, pequeños momentos que aún a veces me acompañan cuando estoy mentalmente sola.
No había subido una entrada desde el año pasado, parecieran décadas desde entonces. No he abandonado mi diario público, pero nuevas puertas en mi vida se han abierto donde yo solo veía paredes. No puedo entrar a todas al mismo tiempo, pero mi días se están definiendo como siguiendo pasajes en un laberinto del cual solo yo conozco el camino.
Gracias por tomarte el tiempo de leer; es sorprendente la cantidad de personas que se identifican y comprenden lo que escribo. Te hace pensar que en un atardecer nublado, con la lluvia chorreando en la ventana, en verdad no estoy tan sola.....se me antoja otra taza de té, al igual que ustedes, me calienta el alma.