“La tierra no es una herencia que nos hayan regalado nuestros padres, sino un préstamo que hemos de devolver a nuestros hijos...”
Buscando argumentos con los cuales hacer la introducción de hoy, encontré decenas de razones planteando que nuestro problema con el cambio climático actual reside en la contaminación, la deforestación, destrucción de la capa de ozono y la extinción de los animales. El único y mayor problema del mundo es la especie humana. De hecho hay un sádico chiste que dice que al medio ambiente se le dice medio porque acabamos con la otra mitad. Y es que durante centenares de miles de años, el hombre luchó para abrirse un lugar en la naturaleza. Por primera vez en la historia de nuestra especie, la situación se ha invertido y es la naturaleza la cual lucha por hacerse un lugar en el mundo del hombre.
El destino de nuestro mundo mejora o empeora dependiendo de la parte que haga cada cual. Y claro, que es fácil pensar que lo que hagamos hoy no nos afectará ahora; hace 20 años se pensaba igual. Lo que estamos viviendo ahora son los intentos del ciclo natural de la tierra tratando de equilibrarse. Hay días en que me levanto y solo pienso es dar gracias a Dios por vivir en una tierra bendecida en la cual lo desastres naturales más fuertes que he vivido han sido, como soy del sur, el desborde del río Jimaní y la tormenta Noel. Sabemos que con el desastre de petróleo en el Golfo de México o la fuga radiactiva de Fukushima, la reacción de la naturaleza será grande, será fuerte. Y si con las experiencias que yo viví; estar 3, 4 días en encerrados para después salir a recoger escombros y personas muertas, saber que eso no es ni una centésima parte de lo que viene, en parte me da miedo, y en parte me hace volver a dar gracias por lo que tengo; porque imaginar perderlos a ustedes, ver qué familia y amigos que lo pierden todo, y lo peor de todo, son las pesadillas volviendo a repetir esas imágenes una y otra vez, les aseguro que son cosas que nunca les desearía a nadie, y menos a mis primos pequeños o a mis futuros hijos, que no tendrán la culpa de todas los crímenes que he cometido contra el ambiente.
A mí me chocó mi último encuentro con el psicólogo Puro Blanco, él nos dio una cita que planteaba que la persona promedio, en resumen, solo disfruta las maravillas del mundo en un 10%.Es probable que en un futuro ese porciento sea menor, porque puede que hayan menos maravillas. Así mismo, hay gente maravillosa en el mundo, que se cambian a sí mismos y cambian el mundo. Como Mariani-Pérez quien diseño el primer edificio ecológico de Latinoamérica o Jesús León Santos quien reforestó su pueblo en México; en el mundo hay tanta imaginación y tanto talento, que debería ser eso lo que se explotará en vez de los recursos naturales. Yo recuerdo que le dije a Puro que yo no quiero ser promedio. Si Dios quiere, como abogada, quiero implementar leyes para el cuidado del planeta, pero si decido ser ingeniera, diseñaría algo ecológico, o si fuera maestra, les enseñaría ecología a mis alumnos. Cada cual puede hacer algo desde el lugar en que estamos, es cuestión de salir de los números y hacer algo por el mundo, por nosotros mismos. Y si como Martin Luther King dijo, si de alguna forma yo sabría que me toca morir mañana, y estaría en mis manos, yo aún antes de irme plantaría un árbol. Y al menos así sentiría no haber vivido en vano.
Buscando argumentos con los cuales hacer la introducción de hoy, encontré decenas de razones planteando que nuestro problema con el cambio climático actual reside en la contaminación, la deforestación, destrucción de la capa de ozono y la extinción de los animales. El único y mayor problema del mundo es la especie humana. De hecho hay un sádico chiste que dice que al medio ambiente se le dice medio porque acabamos con la otra mitad. Y es que durante centenares de miles de años, el hombre luchó para abrirse un lugar en la naturaleza. Por primera vez en la historia de nuestra especie, la situación se ha invertido y es la naturaleza la cual lucha por hacerse un lugar en el mundo del hombre.
El destino de nuestro mundo mejora o empeora dependiendo de la parte que haga cada cual. Y claro, que es fácil pensar que lo que hagamos hoy no nos afectará ahora; hace 20 años se pensaba igual. Lo que estamos viviendo ahora son los intentos del ciclo natural de la tierra tratando de equilibrarse. Hay días en que me levanto y solo pienso es dar gracias a Dios por vivir en una tierra bendecida en la cual lo desastres naturales más fuertes que he vivido han sido, como soy del sur, el desborde del río Jimaní y la tormenta Noel. Sabemos que con el desastre de petróleo en el Golfo de México o la fuga radiactiva de Fukushima, la reacción de la naturaleza será grande, será fuerte. Y si con las experiencias que yo viví; estar 3, 4 días en encerrados para después salir a recoger escombros y personas muertas, saber que eso no es ni una centésima parte de lo que viene, en parte me da miedo, y en parte me hace volver a dar gracias por lo que tengo; porque imaginar perderlos a ustedes, ver qué familia y amigos que lo pierden todo, y lo peor de todo, son las pesadillas volviendo a repetir esas imágenes una y otra vez, les aseguro que son cosas que nunca les desearía a nadie, y menos a mis primos pequeños o a mis futuros hijos, que no tendrán la culpa de todas los crímenes que he cometido contra el ambiente.
A mí me chocó mi último encuentro con el psicólogo Puro Blanco, él nos dio una cita que planteaba que la persona promedio, en resumen, solo disfruta las maravillas del mundo en un 10%.Es probable que en un futuro ese porciento sea menor, porque puede que hayan menos maravillas. Así mismo, hay gente maravillosa en el mundo, que se cambian a sí mismos y cambian el mundo. Como Mariani-Pérez quien diseño el primer edificio ecológico de Latinoamérica o Jesús León Santos quien reforestó su pueblo en México; en el mundo hay tanta imaginación y tanto talento, que debería ser eso lo que se explotará en vez de los recursos naturales. Yo recuerdo que le dije a Puro que yo no quiero ser promedio. Si Dios quiere, como abogada, quiero implementar leyes para el cuidado del planeta, pero si decido ser ingeniera, diseñaría algo ecológico, o si fuera maestra, les enseñaría ecología a mis alumnos. Cada cual puede hacer algo desde el lugar en que estamos, es cuestión de salir de los números y hacer algo por el mundo, por nosotros mismos. Y si como Martin Luther King dijo, si de alguna forma yo sabría que me toca morir mañana, y estaría en mis manos, yo aún antes de irme plantaría un árbol. Y al menos así sentiría no haber vivido en vano.