Tengo la manía de escribir historias inconclusas. Frecuentemente cuando me llegan esas inspiraciones desde detalles al parecer insignificantes, o cuando las clases llegan a dar indicios de aburrimiento; comienzo a inventar historias de hechos increíbles: ángeles, fantasmas y un montón de locuras mas. Abundantes en detalles sobre flores y las condiciones del clima. Muy pocas veces los termino; en parte porque tienen su origen en recuerdos personales y remotos, y por otra, es porque algo se me presenta y dejo de escribir. Así que casi siempre quedan inconclusos.
Desde ahora, me propongo terminar todas aquellas historias y recopilarlas; aun cuando eso signifique revisar cajones y gavetas, pedazos de periódico y buscar exámenes en cuyos dorsos escribí todo aquello. Tal vez, quizá, cuando termine mi labor, puede que alguien se motive a leerlos.
Desde ahora, me propongo terminar todas aquellas historias y recopilarlas; aun cuando eso signifique revisar cajones y gavetas, pedazos de periódico y buscar exámenes en cuyos dorsos escribí todo aquello. Tal vez, quizá, cuando termine mi labor, puede que alguien se motive a leerlos.